miércoles, 28 de octubre de 2009

Caminante IV

Cuando dió el primer paso en la ciudad de la que aún no sabía el nombre, se sintió vacío. Era una ciudad demasiado gris, estaba claro que no era lo que él esperaba. Faltaba el color. Todo el mundo Caminaba encorsetado en trajes de chaqueta negros y grises. Las calles no olían a nada, los edificios eran todos iguales. El color hormigón, a juego con el vestir de los habitantes de la ciudad. Tendría mucho que ver que llegó durante el horario laboral de los ciudadasno. Se apresuró en buscar un lugar en el que dormir. Un edificio fuera de la tónica del lugar le llamó la atención. Una fachada roja con tres pisos de altura, mucho más bajo que los grandes edificios de su alrededor, y un acabado en forma de chistera daban al hotel "As de Picas" un toque atrevidoa una ciudad tan desteñida. Sin pensarlo abrió la puerta e inmediatamente sonó una campana. El joven recepcionista, que parecía no superar los veintiún años, jugueteaba con una baraja de cartas. Al acercarse a ñel, el recepcionista se vistió con su mejor sonrisa y le estrechó fuertemente la mano, dandole la bienvenida e informándole de que todas las habitaciones estaban libre en ese momento para él.
A juzgar por el recibimiento que le habían dado, no debían tener una excesiva clientela, tampoco le pareció muy extraño cuando preguntó el precio por pasar la noche en el hostal. Le propusieron algo que jamás había oído nunca. La primera noche la pasaría gratis, pero a la mañana siguiente, el recepcionista le formularía una pregunta, cuando quisiera volver a entrar en la habitación debería responderla con la respuesta o formular un acertijo que el mismo recepcionista no pudiera resolver. Aceptó.

Comenzó a Pensar

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