lunes, 5 de octubre de 2009

que sople el viento

no oigo nada... veo tus labios moverse y no oigo nada, solo puedo oir el viento gritando a mi oído, y sin embargo no me importa, ya estaba sordo antes, sordo y ciego, al menos ahora puedo verte, te veo sonreir, te veo llorar, correr y saltar, y cuando lo haces, te acompaño. Ya lo dije una vez, sé quién eres, sé quien soy, sé quienes somos, somos tu y yo, somos uno, sin embargo no consigo acertar a oír lo que dices... sólo me queda imaginar... imaginar lo que dices y por lo que parece, no se me da tan mal... ¿será nuestro parecido o nuestra diferencia lo que me atrae de ti? no sabría decir... ¡oh! espera, oigo algo... sólo susurros, pero oigo algo, me acerco a tí, no puedo evitarlo, mis piernas no responden, conforme me voy acercando me voy dando cuenta, ese susurro sigue con la misma intensidad, intento averiguar lo que dice, cuando llego hasta tí me tomas de las manos, las pones en mis orejas, sigo sin comprender, entonces me sueltas las manos, y con las tuyas sacas algo extraño de mis orejas, me lo enseñas... oh, tapones, eso lo explica todo, sí quizás sea eso lo que realmente me atrae de ti, tu capacidad para abrirme los ojos, para hacerme escuchar, para curar mi sordera de una forma tan simple como quitar los tapones, ahora puedo oirte ahora puedo verte, tocarte, tenerte... y leo en tus labios mientras oigo de tu voz "te quiero"


Me lleno de gozo, sonrío. "Y yo a tí".

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