martes, 3 de noviembre de 2009

Caminante V

La primera noche en el As de Picas descansó como pocas veces lo había hecho antes. A pesar de estar agotado y haber dormido poco, se levantó con mucha energía y ganas de conocer la ciudad a la que había llegado. Cruzó el pasillo que llevaba desde la habitación 315 hasta la escalera que bajaba hasta la recepción. Le  llamó la atención que la escalera no tenía baranda a la que poderse agarrar, y en la pared roja había un texto escrito en blanco.
"No hay más que lo que ves
lo que ves no es todo lo que hay."
Bajó las escaleras y cuando llegó a la recepción, el mismo joven que el día anterior lo atendió el día anterior le atendió lo estaba esperando con una sonrisa y un sobre en la mano. Cogió el sobre y se fue.

Al atravesar la puerta volvió a encontrar una ciudad grisy apagada. Los hombres y mujeres que paseaban por sus calles parecían presos de una inevitable rutina. Sus rostros serios parecían ignorar lo que es soñar. Caminó un rato hasta que encontró un pequeño local que estaba en venta. Entró en él y encontrño un mostrador, el resto estaba vacío. En el mostrador había una nota.
"Vuelvo cuando quiera."
A la derecha de la nota hbaía un timbre, lo pulsó y no sonó nada. Pasados unos minutos se abrió la puerta y entró un hombre diferente a los demás que había visto.
Un hombre anciano de mirada penetrante.