domingo, 20 de diciembre de 2009

Caminante VII

Tras haber hablado con el anciano - que se llamaba Federico Macarrone - y haber conseguido comprar el local en unas condiciones muy favorables, Calisto habia decidido dedicarse a examinar el sobre hasta el almuerzo, Abrio el sobre y en el encontro un papel marcado con tres picas rojas. En el mismo papel habia, grabadas en relieve y a color dos imagenes, en la primera aparecia una chistera tumbada y un conejo blñanco saliendo de ella, y sin embargo, le llamo la atencion que al fijarse en la segunda aparecia la misma chistera y un poco mas a la derecha el conejo atrapado en un cepo.
Inmediatamente despues le vino la escena a la mente, el conejo, inocente, saliendo de la chistera de la que era prreso, y tras sus primeros pasos se ve atrapado en una jaula peor en la que estaba. Jamas volveria a ver el publido al otro lado del escenario.
El reloj ya marcaba las tres cuando Calisto salia del local que acababa de adquirir, buscando un restaurante en el que comer. Hacia mucho que no comia como Dios manda, llevaba en ayunas desde la noche anterior, y tenia prisa por llevarse algo a la boca. Cerro la puerta con llave y arranco el papel en el que se anunciaba la venta, aunque no se fijo en que el "se vende" habia cambiado por un "vendido", y lo tiro a la papelera mas cercana. Alzo la vista, y entre dos tiendas de ropa de la acera opuesta, vio un restaurante, no miro el nombre.

Simplemente entro, se sento a una mesa y miro la carta.