lunes, 25 de enero de 2010

Caminante X

El Sol ya había acabado de ponerse cuando llegó al As de Picas, donde lo esperaba el recepcionista con una sonrisa y una pregunta entre los labios.
-¡Responsabilidad!-Dijo Calisto antes de que el sorprendido muchacho pudiese abrir la boca.-La respuesta al acertijo es la responsabilidad. Asociada a la posibilidad de salir de la protección y esclavitud que le ofrecía la chistera, van implícitas unas consecuencias que el conejo desconocía, y al no saber vivir en libertad, cayó preso del cepo.
El recepcionista lo miró sorprendido, anotó algo en el bloc que había sobre el mostrador, lo guardó y le dio la llave de su habitación.
-La cena estará lista en media hora, señor Gutiérrez, le agradecería que fuese puntual,pues el dueño ha pedido hablar con usted.-Calisto sonrió, debió haber acertado si le había dado la llave, y le invadió una sensación de bienestar al pensar en ello.
Subió corriendo la escalera y entró en su habitación, se echó en la cama un instante se levantó, abrió el armario y sacó una camisa a cuadros, un jersey marrón y unos jeans, cerró el armario y fue a la ducha.
Mientras se desvestía torpemente pensaba en por qué iba a querer verlo el dueño del As de Picas. ¿Sería algo común? Aunque, nada era común en el As de Picas, pero él no lo sabía. ¿Acaso sería él el único por el que se haya preocupado por conocer? Cuando entró en el plto olvidó todo, abrió el grifo y se recreó en la sensación que producían las gotas de agua caliente sobre su espalda. Quemaba. Redujo un poco la temperatura y mojó su cabeza. El pelo negro del flequillo le cayó sobre la frente y le cubría os ojos. Cerró el grifo y se enjabonó lentamente. Abrió de nuevo el grifo esta vez con agua fría. No quería adormecerse por el agua caliente.
Salió de la ducha y se vistió, volvió a la habitación y se puso los zapatos mientras pensaba que necesitaba renovar su armario. Salió de la habitación camino del restaurante del As, donde se sorprendió al ver a Federico sentado a una mesa, haciéndole un gesto que le indicaba que se acercara.

Caminó lentamente hacia él, que iba vestido ahora con una camisa azul lisa, un pantalón crema y unos castellanos marrón oscuro.

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